
En la entrada anterior hablábamos de los aspectos formales derivados de la localización del establecimiento, que marcan los requisitos exigibles al mismo desde el punto de vista normativo.
En esta entrada lo que pretendemos es dar unas nociones para tener en cuenta a la hora de prever una emergencia y la intervención sobre la misma, interna y sobre todo de los servicios de emergencia exterior.
Cuando situamos un edificio en una ubicación geográfica, en primer lugar deberemos identificar los posibles riesgos de emergencia y posteriormente valoraremos su nivel. Algunos aspectos para revisar:
Situación en cuencas de ríos o en su proximidad,
Zona sísmica,
Condiciones ambientales extremas (nieve, hielo, vientos, etc.),
Proximidad a industrias de riesgo, infraestructuras de transporte de riesgo, centrales energéticas, vías de circulación de gran tránsito, etc.
Proximidad a accidentes geográficos inestables o con riesgos, etc.
Edificaciones cercanas,
Obras próximas,
…….
En definitiva, deberemos valorar los riesgos que se puedan presentar en el edificio con las herramientas de que disponemos. Por ejemplo: existen mapas de riesgo de inundación; también métodos para calcular riesgos de caída de rayos o para la dotación de pararrayos.
Una vez que hemos evaluado los riesgos de carácter externo a nuestro establecimiento deberemos coordinar las actuaciones con las autoridades competentes en protección civil. Ya que en la mayoría de los casos cuentan con mecanismos de alerta que nos ayudará a la prevención de incidentes; todos hemos oído en los medios de comunicación cómo se establecen las alertas por niveles y colores que advierten a la población de posibles riesgos naturales. Se incluye a continuación un cuadro ilustrativo, correspondiente a los servicios de emergencia SOS DEIAK.
Una vez tomadas las medidas preventivas para evitar los incidentes y/o disminuir sus consecuencias, deberemos establecer las condiciones para contribuir a su control internamente y facilitar en lo posible la intervención de los medios de protección exterior (bomberos, ambulancias, etc.).
No solo hay que garantizar la accesibilidad de los servicios de emergencia al interior de los edificios, si no su movilidad en el mismo; si no que en la mayoría de ocasiones necesitan un la vía propia de circulación que les garantice el tránsito de ida y vuelta con heridos, más medios, vehículos… Pensemos por ejemplo, en un acontecimiento multitudinario en un espacio público en el que se deberá establecer pasillos permanentes para los vehículos de asistencia, exclusivos y en todo momento libres de obstáculos.
En cuanto a dificultades y riesgos con los que se pueden encontrar los servicios de emergencia al acudir a la intervención podemos destacar: situación de cables eléctricos (enterrados y aéreos), conducciones de gas u otros combustibles (tuberías, tanques, depósitos, barriles…), árboles que dificultan el paso al edificio o aledaños, carreteras de acceso o calles estrechas o con poca capacidad portante (sótanos, aparcamientos, puentes, obras, etc. que no soportan el peso de los vehículos), público, climatología, ríos, vías de tren, tráfico, carreteras… es esencial que midamos e indiquemos el los planos de situación y emplazamiento los estrechamientos, puentes débiles, torres eléctricas y conducciones, etc. que formarán parte del plan de autoprotección y deberán facilitarse a los bomberos.
Para valorar las condiciones y dimensiones mínimas de accesibilidad y vías de aproximación a los edificios, contamos con unos apartados específicos en el CTE DB SI5 Intervención de los bomberos.

